dissabte, 2 de gener del 2010

LA LITERATURA DE LUCIA ETXEBARRIA: ESPEJOS DIRIGIDOS HACIA LA MUJER

La inclinación del escritor a cambiar con frecuencia de estilo, a no repetir los mismos temas y a escribir obras que no se parezcan demasiado las unas a las otras entra en conflicto, a la hora de trazarse un camino en la literatura, con un deseo de exprimir al máximo las posibilidades de un mismo tema. Las dos opciones son igualmente legítimas, y ambas tiran del escritor con fuerza, intentado ganárselo para uno u otro terreno. Mantenerse en una cómoda y fructífera tierra de nadie, en la enriquecedora frontera de la ambivalencia literaria, es tan difícil que la mayoría de los escritores acaba por decantarse, aun de manera inconsciente, más por una opción que por la otra: los hay que se deshacen de estilos, temas y motivos y pasan a ensayar con otros con la misma premura y habilidad con que un fumador apura un cigarrillo y enciende el siguiente; y los hay que, por el contrario, exprimen y exprimen la naranja de sus obsesiones una y otra vez, con la esperanza de encontrar visiones inéditas en la pulpa de lo ya conocido y previsible.
Lucía Etxebarria, que pertenece más bien a esta segunda clase de escritor, parece haber decidido exprimir su naranja particular para dar al mercado literario un goteo regular de libros (en los últimos años, ha ido casi a uno por año) que destilan siempre un sabor muy similar y que sus no pocos lectores deben de encontrar dulce y fácil de digerir (aunque no así la crítica en general, que se ha decantado más por destacar la agrura del zumo que Etxebarria les sirve en cada obra). Un componente principal de este sabor es de signo femenino, porque el tema principal de toda su obra (ya se trate de novelas, ensayos, poemas o cuentos) es la mujer. Hasta tal punto que, al contrario de lo que sucede con muchas de sus colegas españolas, a ella no le importa pregonar que la literatura femenina existe y declarar, con orgullo, que ella la practica. Si con literatura femenina quiere decir literatura escrita por, desde el punto de vista de y sobre la mujer, desde luego su obra cumple de cabo a rabo con estos requisitos, y no sólo la narrativa, sino también la poesía o los ensayos. En el caso de Lucía Etxebarria, cruzar de un género literario no significa pisar un suelo diferente, pues este substrato temático siempre permanece, de modo que sus novelas y la mayor parte de sus cuentos y poemas parecen, en muchas ocasiones, ilustraciones ficticias o puestas en práctica de las ideas y problemas relacionados con la mujer que expone y discute con ardor en sus ensayos. Por eso resulta hasta cierto punto previsible que haya escrito un relato sobre los malos tratos (psicológicos) hacia la mujer como Flores para Sally, incluido en su último libro, Una historia de amor con otra cualquiera. Parece que, en ese afán por explorar la condición de la mujer que atraviesa toda su producción, no podía dejarse en el tintero (o rondando como un fantasma las teclas de su ordenador, ya que es ése el medio en que escribe, según confiesa) un tema tan candente y actual como el de los malos tratos.

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